miércoles, 18 de julio de 2012

Macri sigue sin ejecutar las obras que los impuestos de los porteños pagan



Mauricio Macri se subió a la promesa de invertir en el subte, llegó a ser jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y desde entonces improvisa excusas a la hora de explicar por qué las proyecciones de su plan de “diez kilómetros por año” nunca se cumplieron. Sin embargo, si se observa atentamente la nube de culpas repartidas entre otros protagonistas, se destaca un grave problema de planificación de la propia administración porteña: a principios de 2010, el PRO endeudó a la Ciudad por U$S 300 millones (equivalentes a $ 1200 millones) a una tasa muy alta, del 12,5% anual en dólares, y a más de 24 meses de la emisión de este bono todavía hay $ 333 millones que no se utilizaron. Si a ello se le suman los $ 267 millones que recaudará este año por impuestos específicos, resulta que la administración porteña contará con $ 600 millones este año para un subte que no avanza.
En este contexto sobresale, además, que mientras el subte presta un servicio precario y la expansión de las líneas es casi nula, el gobierno destina un porcentaje de los impuestos de los porteños ($ 267 millones en 2012) a obras que nunca se concretan. La ineficacia muestra también una constante repetición de fondos inutilizados en las cuentas de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), encargado de ejecutar las obras.
La costumbre de la Ciudad de Buenos Aires era destinar a las obras del subte aproximadamente un 2% del gasto total, pero en 2009 Macri recortó por su cuenta el presupuesto asignado por la Legislatura (de $ 447 millones se ejecutaron $ 145 millones) y comenzó el camino que concluyó con la desaparición de los aportes del Tesoro porteño y el sostenimiento de las obras del subterráneo exclusivamente con el endeudamiento y el llamado Fondo Permanente para la Ampliación de la Red de Subterráneos, que se conforma con una parte del ABL y Patentes.

DEUDA. En 2010, la administración macrista logró convencer a la Legislatura porteña de aprobar un endeudamiento por el retraso de las obras del subterráneo. Así, colocó un bono de U$S 475 millones (U$S 300 millones para el subte y U$S 175 millones para otras obras) que aumentó exponencialmente los fondos disponibles para mejorar el servicio pero no se tradujo en la concreción de lo prometido.
Del monto que se obtuvo para destinar a las obras para la extensión y la mejora de las diferentes líneas, a fines de 2011 sólo se había utilizado el 60%, es decir $ 790.878.361 (con un cambio de referencia de $ 4 al momento del endeudamiento). En tanto, al cierre del mes de abril de este año SBASE había recibido $ 76.173.009 más del bono, pero con un saldo en cuentas de $ 42.259.176,53.
El gobierno porteño pasó de gastar $ 145 millones en los subtes en 2009 a encontrarse en 2010 con $ 1370 millones ($ 1200 millones de la deuda, $ 150 millones del Fondo Permanente para la Ampliación del Subte y $ 20 millones de AUSA), cifra que no supo utilizar, denotando su falta de organización. Según los balances de SBASE, presentados en la Cuenta de Inversión, en 2010, año de colocación del bono en dólares, la Ciudad entregó sólo $ 167.071.219. Además, el organismo cerró el año con un saldo en Cuenta Corriente positivo de $ 4.355.118 en 2009, que saltó a $ 61.728.216 en 2010. Es decir, desde que se tomó el endeudamiento sobró mucha más plata porque no estaban preparados los supuestos proyectos que esgrimieron los legisladores del PRO a la hora de discutir el endeudamiento.
Mientas tanto, se pagan unos U$S 37,5 millones de intereses por año. A pesar de tener el mejor perfil de deuda, la Ciudad fue la jurisdicción del país que, excusándose en el subte, pagó la tasa más alta para endeudarse en 2010: el 12,5% anual en dólares. Además, decidió pagar una comisión del 2%, monto inexplicable y muy superior al 0,4% que se esperaba como máximo al tener en cuenta que el bono que se emitió es un instrumento conocido en el mercado que no requería demasiada ingeniería para su diseño. Esta irregularidad fue parte de una investigación judicial que, como la mayoría de las causas que tocan de cerca al jefe de gobierno porteño, se encontró con muchas trabas en el camino. Además, parte de los fondos de la deuda se colocaron en un plazo fijo del Banco Ciudad, con una tasa en pesos menor a la onerosa tasa en dólares que paga el bono.

IMPUESTOS. Macri cuenta además con la Ley 23.514, votada por el Congreso de la Nación en 1987, que establece la conformación del Fondo Permanente para la Ampliación de la Red de Subterráneos. Todos los años, el gobierno porteño separa parte de la recaudación de ABL, Patentes y otros impuestos para abrir nuevas estaciones y crear otras, pero esto no se cumple. Por ejemplo, la línea H tiene muchos problemas de funcionamiento, cuenta sólo con cinco vagones y como le indicaron trabajadores del subte a este diario “a veces es más rápido ir caminando”.

La agencia de noticias Télam informó ayer que en 2012 la cifra del Fondo ascenderá a $ 267 millones, monto que si se divide por la cantidad de porteños, que son 2.890.151 según el último censo, se llega a un aporte de $ 92,3 por habitante, se pierden en el camino y no muestran ninguna de las mejoras que deberían.
El Fondo está conformado por una parte por la contribución territorial por "cercanía" que pagan en la tasa de ABL todos aquellos habitantes que viven en un radio de 400 metros de alguna estación del subte, que es un 2,4% sobre el total del impuesto. Por otro lado también lo integran un 10% del total de lo recaudado por el impuesto a los Automotores (patentes); el 0,03% de la contribución por mejoras que pagan los propietarios de inmuebles comprendidos dentro de la zona de influencia de las distintas líneas de subte; y el 5% de la facturación de Autopistas Urbanas (AUSA).

La cifra total de 2012 se repartirá entonces en $ 53,5 millones por contribución territorial, $ 187,1 millones por patentes, $ 2,2 millones por contribución en mejoras y $ 20 millones correspondientes a los ingresos de AUSA.

FRACASO. A pesar de estos aportes, el gobierno porteño muestra un gran retraso a la hora de invertir el dinero en las obras. En cinco años, Mauricio Macri inauguró sólo cuatro estaciones (Puán, Carabobo, Corrientes y Parque Patricios) e hizo muchas promesas que nunca se cumplieron, a pesar de ser la cabeza de la jurisdicción con mayores ingresos per cápita del país. Además, la deuda de la Ciudad no ha parado de crecer durante su gestión. Supera los $ 7000 millones según datos del primer trimestre de este año suministrados por el Ministerio de Hacienda, lo que implica aproximadamente el doble en dólares de lo que se debía en 2007. «

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